Comentario
El clima de euforia y seguridad se interrumpe bruscamente el 14 de enero de 1858, con el atentado del nacionalista italiano Felice Orsini contra los emperadores, cuando llegaban al teatro de la ópera. Ocho muertos y 150 heridos son el argumento de peso para la aprobación, a finales del mes siguiente, de una ley de Seguridad General que permite la deportación de los simples sospechosos, la creación de nuevos delitos de prensa y el endurecimiento de la policía puesta ahora bajo control militar. "Ha llegado el momento -dice el ministro del Interior, general Espinasse- de que los buenos estén seguros de que los malvados tiemblan". Napoleón, sin embargo, ha tomado ocasión del suceso para reflexionar sobre su política italiana, que es referencia pendiente para quien trata de seguir fielmente los pasos del primer Napoleón, que había cimentado su prestigio en las campañas italianas. En julio de 1858 se entrevista en Plombières con el jefe de gobierno piamontés, conde de Cavour, y establece las bases para apoyar la política de Piamonte contra Austria y favorecer la creación de un Estado italiano. Por otra parte, la opción por la defensa de los intereses del nacionalismo italiano, le servirá para liberarse del carácter conservador que su régimen ha tenido desde los inicios. Es una decisión que entraña graves dificultades diplomáticas y la pérdida de apoyos políticos interiores, pero Napoleón la tomará personalmente, sin contar siquiera con su ministro de Asuntos Exteriores, el católico conde A. Walewski. La guerra estallará en abril del año siguiente. Las victorias de Magenta y Solferino (4 y 24 de junio) fueron muy costosas en vidas y no consiguieron aplacar el descontento de la opinión pública. Napoleón firma con los austriacos el armisticio de Villafranca (12 de julio) sin contar con Piamonte, y la paz de Zurich (11 de noviembre) sólo permite la entrega de Lombardía a los piamonteses.Los nacionalistas italianos quedan resentidos por el abandono de su aliado, mientras que Napoleón no consigue aplacar la oposición interior ni aumentar su prestigio internacional. La única ganancia cierta fue la adquisición de Niza y Saboya, por cesión de Piamonte, en marzo de 1860.